dimecres, 17 de desembre del 2014

2. LA RÀBIA


"La rabia, como toda emoción de baja vibración, es un indicativo, una señal. Muestra que algo no marcha como debe en la vida de la persona. Indica que algo está desajustado; ya sea su situación personal, familiar, laboral o de pareja; ya sea el talante de sus pensamientos o, incluso, sus propias decisiones. A veces somos nosotros mismos los que generamos rabia en nuestro interior como consecuencia de nuestros actos, llevados a cabo sin atender la voz del corazón."


"Cuando surge, la rabia debe fluir, porque negarla puede volverla mucho más intensa. Sin embargo, ese fluir debe ser permitido desde la responsabilidad, procurando que no hiera a nadie, ni destruya cosas sin control."


"Romper algo que no sirve o de poco valor puede ayudar a la persona a expresar su rabia, sin crear un daño irreparable. Gritar a solas, correr, golpear un saco de boxeo o un cojín puede ayudar a descargar el torrente de adrenalina que se ha creado con el impulso de la rabia, para después detenerse a reflexionar y observar la situación desde la calma. La actitud de observador ante las propias emociones es la que más puede ayudarnos a evolucionar y a gestionarlas." (Alicia Sanchez Montalban)